diumenge, 14 de juny del 2009

DIA 1 MERCATO DE CASTELLFIORENTINO I CASTELLA MARITTIMMA.

El primer día que nos levantamos por la mañana nos dimos cuenta que no habíamos planeado nada sobre el viaje; cuando éramos novios planificábamos los minutos en coordinación con las poblaciones a visitar… Cuanto nos ha cambiado la vida, dios mio!! Echando un vistazo a una guía que muy amablemente ha redactado la propietaria de la casa rural, observado que el sábado hay mercado en Castelfiorentino así que ya tenemos la primera misión del dia, mezclarnos con los ciudadanos de la población para así poder tomar un primer contacto con las gentes. Fue fantástico comprar la verdura, la fruta y el embutido de la tierra como un viajero y no como un turista. Hicimos un cursillo acelerado de italiano y pudimos comprar pommodoro, zuchini y diversas cosas más que en estos momentos no recuerdo. Los niños son una genial introducción para nuestras conversaciones con los ciudadanos, los cuales estaban encantados con ellos y, en serio; las mujeres italianas de avanzada edad gritaban por las calles “bellos bambinos” y alguna cosa de “identics”. La verdad es que aun no he visto ningunos gemelos más, no como en Vilanova que debido al agua debe producir la ovulación doble para que las mujeres tengan gemelos, porque hay un montón.

Después de hacer las primeras compras de supervivencia nos fuimos a la casa rural para pegarnos un bañito en la piscina de 14 m, comida a base de lasagna, patatas y pescado frito y siesticita.
Cuando nos levantamos nos fuimos a Castella Mma. ya que se disputaba una carrera popular de 10 km, en la cual forme parte. Se trata de un pueblecito muy pequeño cerca de la costa, donde sus gentes eran muy amables. La salida era a las 18:30, cuando la temperatura era de 34 grados al sol. Aquí hace mucho calor pero es soportable. La carrera discurrió en el 90% del recorrido por caminos y parajes típicos de película, con pequeños montículos de color marrón con cipreses en línea… espectacular. La carrera me fue bastante bien y después de ésta me pegue una ducha y nos dirigimos al parque de la población, donde había una cena común en un parque para todos los habitantes y corredores. Aquí también gracias a los niños pudimos practicar nuestro ínfimo vocabulario italiano, porque los puñeteros llaman mucho la atención. Hubo un momento que se pusieron a tocar un grupo y casi todo el comedor estaba pendiente de las payasadas de nuestros hijos, al ver como bailaban. Fue muy grato sentirse por segunda vez al dia un viajero y no un turista más.

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