dilluns, 22 de juny del 2009

DIA 9 VAIXELL DE TORNADA

Al port de Civitaveccia todo está mucho mejor explicado que en el puerto de Barcelona, ademas de más limpio. Llegamos a las 20:00 horas de la tarde y en un breve tiempo realizamos los tramites del pasaje. Decidimos acabar las vacaciones cenando comida de Mc Donalds haciendo cola con el vehiculo para embarcar. Embarcamos; los empleados muy simpaticos y serviciales. Nos ayudan a llevar las maletas a la habitación con una sonrisa en la boca. Mucho oriental y arabe. El barco no tiene nada que ver con el barco de la ida, aunque de la misma compañia mucho más lujoso y con muchos mas servicios. Este tiene diversos bares, casino con ruleta y black jack, sala de niños, Internet Point, sala de juegos de ninos (importantismo) gimnasio con sala de masajes, jacuzzi, saua, etc.. Dejamos las maletas y nos vamos a dar una vuelta por el barco a despedirnos de la peninsula Italica desde el barco. Cuando zarpa bajamos a la discoteca, con los niños, donde hay musica en vivo italiana, pero muy comercial. Estamos alucinados con el barco y con lo bien montado que está, de momento aun no ha llegado lo peor.




Nos vamos a dormir con la ilusión que aun no se han acabado las vacaciones, porque el barco ofrece un abanico importante de posibilidades de pasartelo bien.. pero Neptuno se niega en rotundo. Comienza marejada mientras estamos durmiento. La oscilación en el barco era aproximadamente de un metro arriba, un metro abajo. Así durante toda la noche. Los niños muy nerviosos no pueden dormir, parte de la noche llorando y mi mujer pobre no para de cama en cama. Yo no puedo ni con mi alma y me tomo un biodramina cuando los sudores estan frios como un tempano. Consigo dormir, lo paso realmente mal. Nos levantamos por la mañana y vamos al bar a desayunar. La mar sigue igual y segun nos informan el barco llega con retraso, sobre les 22:00 hores, argggggggggggggg. Que ganas tengo de llegar a mi casa y que se acaba el calvario. La tarde se porta bien con nosotros y nos deja jugar con los niños un ratito. Llegada a casa. Reventados, pero siempre nos quedará la Toscana.




Ciao,

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